MissCloudy

Misscloudy es el seudónimo detrás del cual se esconde Ángela Suárez Noya, autora de "Lo que le conté al mar".

Desde que la conocimos supimos que queríamos que formara parte de nuestra plataforma de artistas VILLANA ART TRIANGLE y hemos hecho esta edición limitada (y muy especial, ya que es la primera) junto a ella.

Aquí os dejamos una entrevista para que conozcáis un poquito más sobre su trabajo (y sobre ella).

Ángela Suárez Noya, ¿Por qué MissCloudy?

MissCloudy nació en junio de 2012. Algún latido un poco más atrevido que los otros decidió abrir una cuenta en lo que entonces era Twitter para compartir aquello que escribía. Lo hice sin ninguna pretensión, simplemente la de creer que dejándolo salir más allá de mi propia pantalla o de mis cuadernos me ayudaría a aliviar el peso que en ese momento sostenía. Esa carga la percibía como una nube que no me dejaba ver el Sol y de ahí el nombre.

Además, creo que los días grises traen de la mano a la inspiración y de ahí que sea la “chica con nubes”. 

Y aunque en la portada de mi libro sale mi nombre completo, MissCloudy es una parte fundamental de Ángela. Es mi parte artística pero sobre todo mi parte más emocional y quiero mantener vivo el nombre que me ayudó a mostrarme al mundo. 

¿Por qué permaneces en el anonimato?. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión? ¿Cómo influye en tu proceso creativo?

Pues por un lado, una parte del porqué es egoísta: miedo. El miedo a la desnudez. La sensación de vulnerabilidad. 

Aunque en realidad es un anonimato parcial porque desde la publicación de mi libro, mi gente sabe que soy yo la que está detrás de MissCloudy, al igual que las chicas de Postdata Ediciones, la editorial que me dio la oportunidad de hacer realidad el sueño titulado “Lo que le conté al mar” y la gente bonita que se acercó a la caseta de las ferias del Libro en las que tuve la oportunidad de participar. Ellos saben la cara que hay detrás de MissCloudy.

Es verdad que en algún momento me planteé romperlo, especialmente cuando publiqué el libro.  Por miedo (otra vez) a no conseguir llegar a la gente. Pero casi dos años después, me alegro de seguir “oculta”. Eso me ha ayudado a descubrir que mis letras son las que llegan a la gente, ellas son las auténticas protagonistas. Y así quiero que siga siendo, eso completa el porqué de mi anonimato.

Además, creo que influye positivamente en mi creación. Por la libertad, el sentir que sigo escribiendo solo para mis cuadernos, aunque me lean cientos de personas. 

¿Porqué la escritura?

Han sido varias las veces que he intentado responder esta pregunta. He terminado la entrevista y he vuelto a ella. Y sigo sin saber qué decir. Supongo que no hay un porqué. Como el amor verdadero, no sabes explicar por qué; pero es un sí en mayúsculas. Pues la escritura para mí es similar.

Como dice uno de mis poemas: 

¿Qué te inspira a crear?

Me encanta que me hagas esta pregunta. Porque en contra de lo que mucha gente cree, no todo lo que escribo es autobiográfico. Simplemente surge. Como dije previamente, me inspiran más los momentos de tristeza, la soledad, el desamor, el dolor. Los míos y los ajenos. Pero también hay una línea muy importante (y que lo será más) en mi creación y son los momentos de superación, de logros, de crecer, de amor propio.

Al final, mis textos hablan de sentimientos y emociones del día a día y es eso lo que me inspira: la vida, con sus subidas y sus bajadas de marea —como se puede ver en mi libro—.

¿Cómo describirías tu trabajo? ¿Tienes algún concepto o mensaje particular que intentas transmitir a través de tus creaciones?

Naturalidad, esa es la palabra. Trato de no forzar nada. Yo no programo cuándo escribo. No digo “voy a sentarme un rato a escribir”. De hecho, ninguno de los textos del libro fueron escritos sentada en una mesa. Me nace en el momento menos esperado. A veces incluso me da rabia porque no puedo en ese instante apuntar lo que se me ha ocurrido y después, aunque lo busco en la memoria, no vuelve con la misma forma y no me gusta. 

Como decía previamente, trato de transmitir sentimientos de la vida diaria, de las vivencias que puede tener cualquiera de nosotros. Aunque creo que con cada tema trato de llegar al lector de una forma distinta.

Escribo de desamor, miedos o dolor, para curarme. Y los comparto para hacer compañía a quien me lee; que sepa que no está solo, que no es el único que ha vivido eso. 

Y por otra parte, con temas como el amor propio, los sueños, la superación… intento transmitir fuerza, ganas de seguir, que el corazón que lo está leyendo diga “tiene razón, vamos” y le ayude a levantarse y seguir con su propia guerra.

¿Tienes artistas, escritores o fuentes de inspiración en particular que hayan influido en tu trabajo?

Debo decir que todos aquellos que hacen arte con las letras son inspiración, y por supuesto admiración. 

Pero mi mayor fuente de inspiración es el mar. A su lado nacen muchos de mis textos. Y de la importancia que tiene para mí, nace el título de mi obra.

Cuéntanos un poco sobre tu obra 'Lo que le conté al mar'. ¿Qué temas exploras en tu escritura?

Mi libro es una mezcla de todos los temas que he mencionado en lo que llevamos de entrevista. 

Sí es verdad que el desamor tiene un peso muy relevante en el libro; pero hay textos dedicados a amigos, a la familia, a ciudades que fueron y son importantes en mi vida… 

El libro está dividido en varios bloques y cada uno de ellos hace referencia a un tema.

El primero es AGUA que va dedicado a los que, como el agua en la playa, vienen y van, a los que pasaron por mi vida, a los que se quedaron y a los que siempre están.

Le sigue ARENA, una de mis partes favoritas a día de hoy, que va dedicada a esa parte que siempre está, “a mí misma”, es decir, al “yo” que me está leyendo.

Y por otra parte están: MAREA ALTA, en la que hablo de esos momentos que te hacen sentir el agua al cuello, cuando en la vida sube la marea y ahoga; y MAREA BAJA, de cuando pasa la tormenta y vuelve la calma. Y por último, ya que parte del libro se creó en una época que considero ha marcado un antes y un después en nuestras vidas —la pandemia—, quise recoger diez textos escritos durante la cuarentena, en los que hablo de sentimientos que creo que todos hemos podido experimentar en esos momentos, y los agrupé bajo el nombre de DESIERTO, por la ausencia del mar en mi vida durante esos 99 días.

¿Puedes adelantarnos algo sobre tus futuros proyectos artísticos? ¿Hay algo emocionante en el horizonte que quieras compartir?

Soy bastante hermética y muy cauta a la hora de hablar de sueños y castillos todavía sin construir.

Además, nunca pensé que llegaría a publicar mi primer libro; ¡imagínate cuánto me cuesta pensar que un segundo pueda hacerse realidad! Todavía sigo asimilando todo lo bonito que me ha dado y me sigue dando mi mar de letras. 

Pero sí es verdad que soy una gran soñadora y no puedo negar que estoy intentando darle forma a un nuevo proyecto. A fuego muy lento, eso sí. Los textos de “Lo que le conté al mar” fueron escritos durante muchos años de mi vida. No sé si me llevará años o meses conseguir lo que tengo en mente ahora mismo pero lo que sí sé es que quiero mantener mi esencia y para eso tiene que ser natural. Hay temporadas de bloqueo creativo y eso hace que todo vaya más despacito. Pero sigo corriendo tras ese sueño que, venga, lo voy a admitir, ya tiene título. Así que ojalá un día ese título vuelva a aparecer en las estanterías con mi nombre en la portada. 

¿Tienes algún mensaje o consejo para otras mujeres artistas y creativas que buscan hacer oír su voz en el mundo del arte?

Valentía y ser una misma. A los que nos gusta alguna forma de arte y disfrutamos con su creación a solas, nos da mucho miedo el salto al vacío que supone dejarse escuchar. Temes que sea una caída libre y se rompa todo, incluida tú misma.

Pero en ese salto, el ser fiel a lo que sientes y a tus principios y valores, hace que te nazcan alas. Y vuelas.

Es verdad que la distancia que recorras no solo depende de ti. Pero sí creo que la definición de éxito la pones tú mismo. Para unos será tener muchos seguidores, para otros vender muchos libros, para unos recibir títulos y para otros, entre los que me incluyo, el éxito es vencer miedos, saltar aun sabiendo que puedes romperte (así lo dice uno de los poemas de mi libro).

Yo salté con mucho miedo. Pero el simple hecho de haberme atrevido, ya hizo que publicar el libro mereciese la pena; más allá de cuánta gente fuese a leerlo. Evidentemente a día de hoy, mis expectativas se superaron con creces y mis letras siguen volando por el mundo.

Y en lo que llevo de vuelo, he aprendido que lo que me hace estar donde hoy estoy es lo que me dice la gente que me lee: que son capaces de hacerse dueños de mis textos, que logran verse reflejados en ellos. Y ahí es cuando sonrío muy fuerte (y vuelo un poquito más alto).

Es la clara demostración de que merece la pena ser una misma, eso se transmite en lo que escribes. Y la gente lo percibe.

Un lugar: al lado del mar

Un libro: buf, menuda responsabilidad. Venga, me mojo. Cualquiera de los libros de Paloma Sánchez-Garnica. 

Un plato: la tortilla de patata (poco hecha).

Una película: La vida es bella

Una canción: A sky full of stars, de Coldplay.

Una bebida: una copa de Albariño para brindar con mis amigos.

Un sueño: ¡si lo digo no se cumple! 

Un deseo: Seguir rodeada de la gente que me importa de verdad.

Un recuerdo: el abrazo con mis padres nada más cumplir uno de mis mayores sueños.

Un verso o cita: El mar todo lo cura.

Lo que le conté al mar

Sinopsis:

Del mar aprendí a romperme y aun así volver a bailar. A nadar a contracorriente incluso con el agua al cuello. A hundirme y a salir a flote. A abrazarme tras cada naufragio. A ahogar aquellos miedos que más pesan en el pecho. A soltar lastre. A llorar y que no se note que ha llovido. A querer a la soledad con la que se comparte una playa desierta. A coger a mi niña interior de la mano y, juntas, saltar las olas de la orilla con una risa de esas que contagia. A ser la paz que sigue a la tormenta. A fondear al lado de quienes me hacen sentir a salvo. A levar ancla y alejarme de donde puedo volver a tropezar y encallar.

Del mar aprendí a soñar. Y volar.

Del mar aprendí a salvarme a mí misma.

Lo que le conté al mar está formado por todas aquellas olas que me hicieron flotar y también naufragar. Por todos aquellos mensajes que escribí en la arena para tratar de rescatarme a mí misma. Por mareas altas que me enseñaron a valorar la calma de la bajamar.

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